Vitiligo, su impacto estético, psicológico y social
Imagínese paseando por la calle, en una entrevista de trabajo, en una fiesta y que a su paso todos se vuelvan a mirarlo, algunos sorprendidos, o con cara de burla, otros tal vez cabizbajos intentando desviar la mirada, solo por tener vitiligo.
Usted sabe, que no es un artista famoso, que no es por la ropa que lleva o por su estatura… ¿Verdad que es incómodo? Eso es lo que sienten aquellas personas a las cuales las manchas blancas que les ocasiona el vitiligo, los marca y los pone en evidencia en una sociedad donde la búsqueda de la belleza rige el comportamiento de algunas personas.
El vitiligo no es contagioso; los procesos que se dan para su comienzo son inherentes a cada persona, de ahí que no haya peligro de contagio, sin embargo el desconocimiento de esta enfermedad y los mitos que se han generado al respecto, hace que muchas de estas personas sean rechazadas y por qué no decirlo discriminadas.
En el entorno social actual donde los cánones de belleza rigen el comportamiento y nivel de aceptación en la sociedad, las alteraciones estéticas causadas por los procesos de despigmentación de la piel entre ellos las lesiones de vitiligo, ocasionan dificultades sociales y psicológicas para las personas afectadas, haciendo imprescindible la elección de un tratamiento adecuado, de acuerdo a la edad, estado de las lesiones, localización y extensión de la enfermedad.
¿Qué es el Vitiligo?
El vitiligo es una enfermedad cutánea que se caracteriza por la pérdida de color en ciertas áreas de la piel, lo que ocasiona parches blancos e irregulares que se sienten como piel normal, las estadísticas indican que la padecen entre el 1 y 2% de la población, sin distinción de raza, sexo y condición socio económica.
La mayoría de los casos comienzan entre los 10 y los 30 años y se manifiestan por las manchas blancas que resultan de la ausencia del pigmento en la piel. Las zonas más comunes en la que aparece, son los genitales, las extremidades (manos y pies), zonas de extensión y flexión (rodillas y codos) y la cara. También lo pueden padecer los lactantes.
Hoy en día existen varios tratamientos que han demostrado ser eficaces. Sin embargo, hay que tener en cuenta lo avanzado de la enfermedad y el patrón que tenga, puesto que cada paciente es único y debe ser tratado en forma individual. Dentro de las opciones de tratamiento están:
Exposición a la luz ultravioleta intensa, como la terapia con radiación UVB de banda angosta.
Medicamentos orales o aplicados a la piel, tales como cremas corticosteroides, inmunodepresores, fármacos repigmentadores e inhibidores del stress oxidativo del melanocito.
La relación Médico – Paciente es indispensable para que el tratamiento de esta enfermedad sea efectivo. El doctor debe darle todo el apoyo emocional al paciente y explicarle cada etapa que se seguirá en el proceso. Tratar de estimularlo e infundir plena confianza de que el resultado será exitoso ya que generalmente son procesos largos y los resultados pueden tardar en aparecer.
Dr. Waldemar Pieter F.
Medico General.
Hospital Central Bejuma.